El Hombre de Las Nieves
  Cerro El Toro Noviembre 2007
 


Cerro El Toro IV Región, 3569,8 mtsnm
S 30º 06.830´
W 70º 33.798´


 
1 y 2 de noviembre de 2007, mi amigo Francisco Zamora y yo decidimos iniciar esta expedición. Salimos desde La Serena, rumbo a Pisco Elqui, aproximadamente a las 07:00 hrs., al llegar cerca de las 9:00 AM comenzamos a caminar por el típico callejón que nos lleva hasta el camino que conduce a la Isla, gracias a Dios el día estaba un poco bochornado, y pudimos caminar tranquilamente sin que el sol nos afectara. Realizamos distintas paradas, hasta llegar a la típica quebrada con mucha vegetación, que alberga este lugar, allí recogimos un par de cañas, las cuales nos acompañaron por el largo trayecto que este cerro nos presentaría.
Comenzamos a ascender el cerro directamente, el camino seco y rocoso, se hace cada vez más pesado e interminable. El efecto óptico nos juega en contra. Muchas veces el objetivo se salía de nuestra vista y parecía que caminásemos sin rumbo fijo.
Francisco, siempre a pie firme, se mantuvo como leal compañero en la cordada.
Caminamos intensas horas con una enorme escasez de agua, hasta llegar a la primera majada, en donde decidimos detenernos un rato.
Para entretener la visual un rato, mirábamos al cerro contiguo y veíamos un grupo de caballos, que al parecer pertenecían a unos arrieros, los cuales habíamos encontrado  al subir unas horas antes. Una yegua Este pariendo, lo cual nos llamó mucho la atención.
Decidimos seguir nuestro ascenso. Comenzamos a subir un muro tan grande como el anterior. A ratos el sol se ocultaba tras las inmensas rocas. El frío nos atacaba raudamente, y la temperatura descendía de una manera muy brusca.
El tiempo transcurría rápidamente, y las horas de luz se hacían cada vez más escasas.
 De pronto tras una inmensa pared de roca aparece la anhelada cueva. El trayecto desde aquí hasta la cueva se veía cerca, pero como es de costumbre en este cerro, el paisaje suele estar mucho mas lejos de lo que uno lo puede ver.
Finalmente alcanzamos nuestro primer gran objetivo del día. Armamos el campamento base al interior de la cueva, con el fin de refugiarnos del frío y de los animales que nos podían rodear.
Por suerte en una cueva contigua, había leña, y una parrilla para poder cocinar y abrigarnos del frío nocturno.
Cenamos las infaltables pastas tres minutos. Un par de sopas para uno, y un rico te lipton etiqueta negra. Posteriormente nos fuimos al descanso.
 
2 de noviembre 06:00 AM Comenzamos el día.
Después de una intensa noche de ronquidos, producto del gran cansancio, nos levantamos para tomar desayuno. Nuevamente los carbohidratos fueron parte fundamental en nuestra dieta. De pronto escuchamos una voz que cantaba a lo lejos. Por unos segundos nos quedamos en silencio. Pensamos que podía ser algún arriero que iba subiendo o bajando, pero lamentablemente no vimos a nadie. Lugo de unos 10 minutos la voz comenzó a cantar nuevamente, pensamos que nos estaban penando, e incluso especulamos que podía haber sido algún arriero que había fallecido en la cordillera y su radio nos estaba penando.
Decidimos ir por nuestras mochilas para iniciar el ascenso a la cumbre. Al comenzar a tomar el equipo, la maldita voz comenzó a cantar nuevamente, pero con mas fuerzas. Allí supimos que nuestro fantasma no era mas que el celular de Francisco que sonaba, ya que el había activado la alarma.
06:50 AM. Ataque a la Cumbre.
Salimos de la cueva con rumbo a la cumbre. Tomamos la quebrada inicial y comenzamos a ascender. Trozos de hielo nos mostraban un hermoso paisaje. Llegamos hasta el ojo de agua en donde nos abastecimos y saceamos nuestra sed. Nuestro camino siguió y entramos en una pendiente llena de rocas molidas, y sueltas. Caminábamos tres pasos pero al parecer era como que desendieramos tres.
Comenzamos a subir el primer rodado, que a diferencia de la vez anterior se nos hizo bastante mas fácil, llegando rápidamente al filo cumbrero.
Posado sobre el filo, era realmente espectacular. El camino se nos hacia mas liviano, pero solo por momentos, ya que la cumbre óptica que creíamos ver muy cerca, estaba mas lejos de lo que creíamos.
La falta de oxigeno comenzó a jugarnos en contra.
En nuestro ultimo tramo de ataque a la cumbre, caminábamos solo un par de pasos, y debíamos detenernos a respirar profundamente.
A metros de la cumbre, decidimos grabar un video, con el fin de poder mostrar nuestra hazaña, y fue así como a las 9:52 minutos del 2 de noviembre, con un tiempo total de 11 horas 57 minutos, hicimos la cumbre, del cerro el Toro, Francisco Zamora, e Ignacio Morales.
Luego de un fuerte abrazo y un momento de reflexión, firmamos el libro, dejando testimonio nuestro ascenso. Sacamos algunas fotografías y comenzamos el maldito y difícil descenso.
 
En poco más de una hora estábamos de regreso en la cueva. Para sorpresa nuestra esa mañana no nos toco frío, si no que hacia bastante calor.
Llegamos prontamente a la cueva, y levantamos el campamento con el fin de bajar rápidamente.
Al llegar al muro de roca que nos descendería a la quebrada, decidí dar un grito para saber si venia alguien. Para sorpresa nuestra dos alumnos a quienes conozco de INACAP, venían de subida para hacer el mismo cerro. (Lamentablemente según lo que supe mas tarde no pudieron lograr el objetivo)
Conversamos un momento con ellos, y seguimos nuestra bajada.
Al llegar al pueblo la Isla, nuestros pies ya no podían más. Las plantas de estos estaban demasiado calientes, producto del roce de los zapatos.
Hubo alucinaciones y otro tipo de circunstancias producto del cansancio. Pero gracias a Dios logramos llegar a casa Sanos y salvos.
Un ascenso al Toro, siempre será, más que una aventura, un gran desafío.
IMM, “El Yety”
 
 
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